Este sitio: mi lugar de expresion, una exposicion de sentimientos

16 sept 2011

Kajuralia, el festival de los esclavos



"—¡Kajuralia! —gritó la esclava, y me arrojó un canasto de harina, y se volvió y echó a correr. La atrapé cinco metros más lejos, la besé apasionadamente, y la aparté de mí.
¡Kajuralia tú! —dije riendo, y ella, también riendo, huyó.
Un Constructor que tenía la túnica manchada con jugo de fruta pasó caminando deprisa.
Es mejor estar en casa —dijo— cuando llega Kajuralia."
Asesino de Gor
"Era la noche de Kajuralia.
Había mucha alegría en el salón de la Casa de Cernus, y aunque sólo ahora comenzaba la noche el vino corría libremente.
Ho-Tu arrojó disgustado la cuchara, y me miró.
Le habían salado tanto el potaje que le era ya incomible; miró con repugnancia la masa húmeda de potaje y sal.
Kajuralia, amo —dijo Elizabeth Cardwell a Ho-Tu, mientras pasaba con un jarro de Ka-la-na. Ho-Tu la aferró de la muñeca.
¿Qué pasa, amo? —preguntó Elizabeth con expresión inocente.
Si creyera que fuiste tú —gruñó Ho-Tu— la que se atrevió a salar mi potaje, pasarías la noche sentada sobre una barra de esclavos.
Jamás pensaría hacer una cosa así —protestó Elizabeth con los ojos muy abiertos.
Ho-Tu emitió un gruñido. Después sonrió.
Kajuralia, pequeña —dijo.
Elizabeth sonrió.
Kajuralia, amo —dijo, y siempre sonriendo se volvió y continuó realizando su trabajo."
Asesino de Gor.
En breve, apenas unos días, se celebrará una de las festividades goreanas más bonitas y a la vez extrañas de todo el año: Kajuralia o Festival de los esclavos.
Durante un día los kajiri verán como las normas se relajan casi hasta desaparecer, como el trabajo se paraliza y como, lo más asombroso quizás, las personas Libres de Gor les permiten bromear con ellos como si de iguales se tratase.
Durante un día los esclavos podrán elegir pareja para sus juegos sexuales, incluso entre otros esclavos o bien usar a los Libres para ellos y tendrán permitido el consumo de vinos y licores y cambiarán su habitual alimentación a base de gachas por otros manjares, habitualmente vetados durante el resto del año.
De todas formas algo no debe de olvidarse: Libertad no es igual a libertinaje. Que nadie pretenda que durante un día los papeles se inviertan y los Amos se conviertan en kajirus o que las kajirae adopten el papel de Amas.
Un Libre, por seguir la broma, puede aceptar servir, con todo el ritual incluso, una bebida o comida a un kajirus o una kajira, pero jamás aceptará una Persona Libre de Gor el ser humillado públicamente.
Se dice que no se tomarán represalias por los actos realizados durante la Kajuralia, pero... ¿que es tomar represalias? Posiblemente nadie acabe en el poste siendo azotado por algo que ha hecho en el transcurso de la fiesta pero todo el mundo debe recordar que hay muchas formas de tratar a un esclavo durante todo el año y que la relajación de las costumbres solo dura un día.
Los Jardines del Placer de Ar celebrarán su Primera Kajuralia en el quinto día de la quinta semana del mes quinto del año goreano, 12 de agosto, y se sienten sumamente complacidos en invitar a todos aquellos que formamos Gor a acompañarnos durante las celebraciones. Sólo pedimos espíritu festivo, participación y, como no, que todos recordemos que es un día de fiestas y no de luchas, raids y capturas.

12 sept 2011

El latigo







El sábado pasado tuve mi primer experiencia con el látigo.
Hace rato que venia pensando en que nos faltaba uno y ya veníamos con ganas de probarlo. El sábado en el evento de Aldea, tuve el honor de que el Señor SEVERO nos prestara dos látigos para poder probarlos.
Una vez vacía de gente la habitación, fui acomodada con las piernas sobre una mesita baja y las manos y el mentón apoyadas mas arriba sobre otro artefacto.
No sabia quien me iba a azotar, no me hubiese molestado que lo hicieran los dos. Pero antes de sentir la mordida del látigo sentí unas manos que son inconfundibles para mi, era mi Señor quien me iba a azotar.
Yo venia con tantas fantasías sobre de este elemento, tanto leer sobre el durante tanto tiempo, que no podía creer que llegara el momento de sentirlo en carne propia. Solo esperaba que soliera tanto como imaginaba.
Cuando cayo el primer latigazo supe que iba a enloquecer, doler duele, y por lo menos para mi, duele mucho. Mi Señor siguió azotando y poco a poco empecé a perderme, ya no pensaba correctamente, ya no había nadie mas en La Casona que no fuéramos mi Dueño y yo.
Las lagrimas automáticamente empezaron a caer, no se si lloraba de placer, de dolor o de que, solo se que necesitaba a mi Amo, el látigo me prendió fuego.
El látigo corto me hizo delirar. Luego llegaron los intentos con el largo, pero este mas que doler me picaba así que no lo disfrute, mas bien lo padecí, creo que seria un buen elemento de castigo para cuando una necesita aprender una lección y no para usarlo a placer. Pedí piedad a mi Señor y El por suerte me la concedió.
Volvió a pegarme con el corto y mi cuerpo otra vez volvió a sentir esa necesidad de sentir a mi Amo usarme, por suerte para mi El supo calmarme con Sus manos.
Una vez terminado todo, con el maquillaje corrido por el llanto, la espalda ardiendo por los azotes y volviendo a la realidad, me sentí plena y muy feliz de ser lo que soy y de pertenecer a quien pertenezco.

8 sept 2011

Improvisacion sobre los sentimientos de esta esclava


Ante todo quiero decir que no pienso lo que escribo, si no mas bien escribo como pienso.
Hoy esta esclava tiene el honor de celebrar once meses a los pies de su Amo. Pasaron muchas cosas, idas y venidas, probamos diferentes formas de tratarnos y como cualquier par de personas que mantienen algún tipo de relación también nosotros tenemos diferencias. Pero siempre el amor sobresale y hace que los malos momentos pasen desapercibidos.
Si, nos amamos. Amo a mi Señor y lo adoro de una manera inexplicable, por El siento cosas increíbles. Lo amo, lo adoro, lo respeto, lo necesito, lo deseo, lo admiro, le temo, y son todas estas cosas las que hacen que cada día me sienta mas Suya.
Y por que cuando decimos BDSM ocultamos toda esta clase de sentimientos cursis? Yo amo a mi Amo y estoy tan orgullosa de mi amor como de llevar su collar!!!
Quiero gritarle al mundo que lo amo y que lo mejor de todo es que El también me ama!!!

Hoy una esclava se siente totalmente rebajada, entregada, protegida y poseída por un Amo y yo tengo la suerte de ser esa esclava.
Mis sentimientos hoy están a flor de piel, pero además de estar cursi, lo que mas siento es mi sumisión, no hay otro rol para mi en este momento, no hay otro lugar donde quiera estar mas que a Sus pies, no hay nada que no desee hacer si es Su deseo que yo lo haga.
Si bien siempre siento la pertenencia no veo la hora de estar a Su merced para poder sentirme sometida.

Una mujer se siente MUJER cuando tiene un HOMBRE a su lado.

5 sept 2011

Dominacion



—Has vuelto por mí —dijo, apretando su cuerpo contra el mío y levantando la cabeza. Quería que volvieses por mí. ¡Soñaba con que lo hicieras!
    Pero inmediatamente sollozó, al ver la expresión de mis ojos.
    —Entonces —dijo—, ¿por qué has vuelto?
    —Porque te deseo —le dije.
    —Me quieres —susurró.
    —No.
    —Realmente no lo entiendo.
    —¡Cuántas tonterías tenéis en la cabeza las hembras de la Tierra! —le dije, riéndome—. ¿Acaso no sabes todavía nada de tu increíble deseabilidad? ¿Acaso no sabes que los hombres se vuelven locos de deseo sólo con mirarte? ¿Todavía no eres consciente de la pasión que despierta la vista de tu cuerpo?
    —Sé que soy atractiva —dijo ella volviéndose con voz que reflejaba miedo e incertidumbre.
    —No eres más que una hembra ignorante. No sabes lo que provoca en los hombres la vista de tu cuerpo.
    —No —dijo con ojos centelleantes—. ¿Qué provoca?
    —Verte es desearte y desearte es querer poseerte.
    —¿Poseerme? —gritó, horrorizada.
    —Sí —dije yo—. Cada hombre desea poseer a su mujer, y desea hacerlo completamente. Quiere tener un absoluto control sobre ella, en todos los sentidos, y en cualquier momento. La dominación es una disposición genética de su naturaleza. Los hombres se dividen entre los que satisfacen los instintos de su naturaleza y los que no lo hacen. Estadísticamente, los hombres que los satisfacen son vitales, alegres, y viven largos años. En cambio, los que niegan su naturaleza son miserables, y las estadísticas dicen que viven menos tiempo, pues son víctimas habituales de numerosas enfermedades.
    —¡Los hombres desean que las mujeres sean libres! —me contestó Vella.
    —A veces —le corregí—, los hombres conceden ciertas libertades a las mujeres, creyendo que así serán más placenteras. Sin duda conoces al amo que, en ciertos momentos, permite a la muchacha que hable de sus sentimientos. Y la muchacha lo hace, con toda sinceridad. Pero esa muchacha sabe que ése es sólo un permiso momentáneo, que en cualquier momento volverá a retirársele. Eso hace que la muchacha se rebele, y así es como el amo le da lo que ella más hondamente desea, la deliciosa sensación de su dominación, la sujeción de su belleza, de su debilidad a la voluntad del amo.
    Vella no dijo nada.
    —Arrodíllate —le ordené.
    Ella obedeció.
    —¿Cuál ha sido la mujer más feliz de las que has conocido en Gor? —le pregunté.
    —Muchas de las mujeres felices que he conocido en Gor no eran más que esclavas.
    —¿Qué ocurriría si, para completar las condiciones necesarias para ser una mujer, fuese necesario, al menos en momentos cruciales, someterse a la dominación total de un hombre?
    —En ese caso —dijo Vella—, ninguna mujer tendría el derecho a ser una mujer.
    —Entonces, bajo estas circunstancias que acabamos de describir, ni una mujer ni un hombre tendrían derecho a ser ellos mismos.
    —Exacto.
    —Pues bien, las circunstancias que hemos supuesto son las reales, ni más ni menos. Es innegable que los hombres tienen una disposición genética a la dominación. ¿Te parece posible que esa disposición haya sido elegida para su aislamiento?
    Ella me miraba, arrodillada, sin contestar.
    —¿No te parece posible —continué preguntando— que el hombre y la mujer, juntos, de manera complementaria, formando una raza, como animales que son, se formaran por la aplicación de diversas fuerzas evolutivas? ¿Te parece posible que la biología haya dotado únicamente al hombre, discriminando a la mujer?
    —No —dijo Vella bajando la cabeza.
    —La naturaleza, al enseñarle al hombre a dominar —afirmé—, no se ha olvidado de mostrarle a su víctima.
    Vella levantó la vista, enfadada.
    —Sí —dije yo—, las víctimas son las mujeres bellas y lujuriosas. ¿Y cuáles han de ser las disposiciones genéticas de esas mujeres, oprimidas por los condicionamientos de una sociedad mecánica, impersonal e industrial como la de la Tierra, en la que el sexo es una molestia, en la que se cree que los seres humanos son un mecanismo demasiado complicado?
    —No lo sé.
    —Quizás haya en ellas una disposición a responder a la dominación, a buscarla por todos los medios, a desear ardientemente ser poseídas y controladas, pues para algo son hembras.
    —Lo que dices va contra muchas de las cosas que se me han enseñado.
    —Dime una cosa —volví a preguntarle—: ¿A quién prefieren las mujeres, al hombre fuerte o al hombre débil?
    —Al fuerte —respondió.
    —¿Por qué? ¿Cuál crees tú que podría ser la razón?
    Ella bajó la mirada, sin responder.
    —Tarl —dijo finalmente—. ¿Qué ocurriría si yo tuviese estos horribles sentimientos que describes? ¿Qué ocurriría si en el fondo de mi corazón desease que me controlara, que me poseyera un hombre, por completo?
    —Una sociedad saludable procuraría que tus sentimientos se viesen satisfechos.
    Ella levantó los ojos para mirarme.
    —La sociedad goreana —continué—, hace lo posible para que así sea. Supongo que habrás oído hablar de la relación entre el amo y su esclava, ¿no es así?
    —Sí, he oído hablar de ello.
    —La institución más completa para las mujeres, la que facilita su dominación total y absoluta, es la de la esclavitud femenina. ¿De qué otra manera podría dominarse completamente a las mujeres? ¿Cómo, sino siendo una esclava del hombre, podría ser una mujer más perfecta y completamente dominada, más dependiente de él, más vulnerable, más a la merced del hombre? Vella, preciosa Vella, mirarte es descarte, y desearte es querer poseerte completamente.
    —Eso es demasiado lascivo —dijo ella apenada—. Eso representa un deseo demasiado completo, y poco comprometedor. ¿Qué parangón tendría? Yo nunca he conocido una pasión como la que explicas. No puedo imaginar que un deseo así pueda existir. Me sobrepasa. Apenas puedo respirar al pensar que yo puedo ser una víctima desamparada del deseo.